Desgraciadamente, hablar de problemas de salud mental en las empresas ha supuesto un tabú durante demasiado tiempo, pues se ha asociado a estigmas empresarial tales como “ser débil”, “poco estable” o “no estar a la altura de las circunstancias”.

Con la llegada de los nuevos tiempos, se ha normalizado el tratar dichas enfermedades abiertamente y las compañías empiezan a entender que hay cierta responsabilidad corporativa en cuidar a los empleados y prever enfermedades mentales derivadas de: hiperexigencias, horarios intempestivos, poca tiempo recreativo, falta de reconocimiento positivo, etc. Las posiciones más propensas a sufrir el síndrome de burn out son las de responsable de departamento o directivos, usualmente después de períodos intensos de desarrollo de proyectos y cumplimiento de objetivos a corto plazo.

Las empresas somos parte de la vida del empleado, y como tales, también responsables de la salud mental de los trabajadores. Cuidar y estar atentos a alteraciones del estado ánimo, fatiga, apatía y desmotivación de nuestros empleados nos permite crecer juntos y fomentar un entorno laboral saludable.

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